Después de una carta de expertos y una reunión concertada con veedores de la Reserva Thomas van der Hammen, la cartera decidió parar este proyecto. La idea es continuar con él siempre y cuando se tenga la evaluación y la veeduría de los ambientalistas. 
“Consideramos indispensable frenar la tendencia actual de acelerada intervención de los ecosistemas y el consecuente deterioro de sus servicios esenciales para la vida y el progreso social”. Ese fue una de las recomendaciones hechas por varios miembros de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en una carta enviada al ministro Luis Gilberto Murillo hace nueve días. La advertencia de los expertos, quienes se referían directamente a la resolución para redefinir los términos que regulan las reservas forestales en el país, parece haber sido escuchada por la cartera.  

La noticia fue publicada este domingo por el noticiero de Caracol. De acuerdo con ellos, el Ministerio de Ambiente frenó el proyecto mencionado después de que su difusión generara tantos reproches por parte de los ambientalistas.

Porque el embrollo había sido tanto que los veedores de la Reserva Thomas van der Hammen, ubicada en el norte de Bogotá, se reunieron con el Murillo hace tres días con el fin de discutir sobre el proyecto. Para ellos, la pretensión del Gobierno de “realinderar” las reservas forestales es un grave error para los ecosistemas que viven allí.

Cuando arrancó el problema, Claudia Calao, integrante de la mencionada veeduría le explicó a El Espectador que ese término de “realinderar” significaba “quitarles espacio a las reservas. En vez de ser coherentes con la política de restauración, aseguran que cuando se demuestre que hay degradación, ellos pueden hacer una realinderación. Es decir, sustraer una parte del área, pero sin hacer una compensación, como actualmente se hace cuando hay sustracción”.

La decisión de hoy parece esperanzadora, más cuando el ministerio ha prometido contar con la evaluación de un grupo de veedores.  Fuente : El Espectador

Un estudio de dos décadas ha revelado una disminución del número de fauna del suelo, nematodos y otras especies animales en los Valles Secos de McMurdo, uno de los desiertos más secos y fríos del mundo, ubicado en la Antártida.

Este descubrimiento en el confín de la Antártida se atribuye al cambio climático, que ha desencadenado el derretimiento y la descongelación del hielo en este desierto desde un evento climatológico inusualmente cálido en 2001.

No hay plantas, pájaros o mamíferos en los Valles Secos de McMurdo, ubicados en la región más grande del continente antártico. Pero los microbios y los invertebrados microscópicos del suelo viven en el duro ecosistema, donde la temperatura promedio es inferior a -15 grados Celsius.

Los hallazgos ofrecen información y una alarma sobre cómo los ecosistemas responden al cambio climático y a los eventos climáticos inusuales, dijeron los científicos.

"Hasta 2001, la región no estaba experimentando una tendencia al calentamiento", dijo Walter Andriuzzi, autor principal del estudio y un investigador postdoctoral en el Departamento de Biología y la Escuela de Sostenibilidad Ambiental Global en la Colorado State University.

"Por el contrario, hacía cada vez más frío", continuó. "Pero en 2001, la tendencia de enfriamiento se detuvo abruptamente con un evento de clima extremadamente cálido. Desde entonces, las temperaturas promedio son estables o están aumentando ligeramente. Pero lo más importante es que ha habido eventos meteorológicos intensos más frecuentes".

El equipo de investigación tomó muestras de invertebrados del suelo y midió las propiedades del suelo, incluido el contenido de agua, en tres cuencas hidrológicas y en tres elevaciones diferentes en la región. En el valle Taylor, el estudio de campo se inició en 1993; en los valles de Miers y Garwood, los científicos comenzaron su trabajo en 2011.

Andriuzzi dijo que lo que el equipo encontró en este estudio a largo plazo no se puede observar al observar las temperaturas promedio o mensuales.

"Son unas pocas horas, o días de clima inusualmente cálido", dijo. "Incluso hay picos de alta radiación solar que provocan el descongelamiento del hielo sin altas temperaturas. Así es como el cambio climático está ocurriendo allí, y ya está empezando a afectar a la comunidad biológica allí". Fuente : El Espectador

Debido a los bajos valores de ozono, que se presentan en el país normalmente durante gran parte del año, pero especialmente entre diciembre y marzo, sumados a la poca nubosidad que se espera para esta época, principalmente en horas de la mañana y primeras horas de la tarde, se incrementarán los valores de radiación ultravioleta en superficie.

Los valores altos y peligrosos de radiación ultravioleta se presentarán en todo el territorio nacional, pero los máximos niveles se darán en las zonas montañosas, particularmente al sur de Antioquia, santanderes, Tolima, Eje Cafetero, Boyacá, Cundinamarca, Huila, Cauca y Nariño.

El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) alertó por este fenómeno y emitió una serie de recomendaciones para las personas que realizarán actividades que involucren la exposición al sol, particularmente, durante el primer semestre de 2018.

La sobreexposición a los rayos ultravioleta representa implicaciones nocivas en la salud, como envejecimiento prematuro, manchas de piel, daños oculares, afectación del sistema inmunológico y riesgo de sufrir cáncer de piel.

Se recomienda evitar la exposición directa al Sol entre las 9 de la mañana y las 4 de la tarde, usar ropa protectora (camisa de manga larga, sombreros de ala ancha, lentes protectores) y aplicar bloqueadores solares para la piel con un factor de protección mayor o igual a 30.

Es importante tener especial cuidado con niños y jóvenes quienes son los más vulnerables a la radiación solar; pues se ha podido determinar que ellos son quienes mayor exposición tendrán a los rayos UV a lo largo de toda su vida, al punto que la mayoría de esta exposición habrá ocurrido antes de los 18 años. Fuente : El Universal

Si se va la luz o anochece y quiere seguir leyendo, no tiene que encender la luz. No, acerque la mata que tiene sobre el escritorio.

Lo que parece una película futurista, está cada vez más cerca si se mira el avance de ingenieros del MIT (Massachusetts Institute of Technology).

Ellos insertaron nanopartículas en las hojas de una planta de agua, induciéndolas a dar luz tenue durante 4 horas. Y creen que con mejoras algún día podrían iluminar el área de trabajo.

La idea que persiguen es sencilla: darles nuevos usos a las plantas, algunos que no traen naturalmente.

“La visión es hacer una planta que funcione como lámpara de escritorio, una que no se tiene que conectar. La luz es provista por el metabolismo de energía de la misma planta”, explicó Michael Strano, profesor de Ingeniería Química en el MIT y autor senior del estudio.

Para ellos, esta tecnología podría servir para proveer iluminación suave en interiores o, incluso, para que los árboles sirvan como iluminar las calles.

El estudio, liderado por Seon-Yeong Kwak, posdoctor, apareció en el journal Nano Letters.

Es un ejemplo de una nueva área, la nanobiónica de plantas, impulsada por el laboratorio de Strano, que apunta a darles a las plantas características novedosas insertándoles distintos tipos de nanopartículas.

Buscan diseñar plantas para que cumplan varias de las funciones que hoy tienen dispositivos eléctricos. Los investigadores han diseñado ya plantas que pueden detectar explosivos y comunicar la información a un teléfono inteligente, y plantas que monitorean condiciones de sequía.

La iluminación, que consume 20 % de la energía mundial, parecía entonces el próximo objetivo lógico. “Las planta se pueden auto reparar, tienen su propia energía y están adaptadas al ambiente en exteriores”, dijo Strano. “Es una idea a la que le llegó su momento. Es un problema perfecto para la nanobiónica de plantas”.

Para crear las plantas resplandecientes, el grupo del MIT se apoyó en la luciferasa, una enzima que les da a los cocuyos (luciérnagas) su resplandor. Esta actúa sobre una molécula llamada luciferina, provocando que emitan luz.

Otra molécula, la coenzima A ayuda al proceso removiendo un subproducto de la reacción que puede inhibir la actividad de la luciferasa.

Los investigadores empaquetaron cada uno de esos 3 componentes en diferentes tipos de nanopartículas portadoras. Estas nanopartículas, que son seguras, ayudan a cada componente establecerse en el sitio correcto de la planta y evitan que los componentes se con centren tanto que se tornen tóxicos para las plantas.

Mediante un procedimiento a presión insertaron las partículas en las hojas. Al comienzo la planta alumbraba por 45 minutos y luego mejoraron hasta 3,5 horas.

La luz generada por la planta de unos 10 centímetros es una milésima de la cantidad requerida para leer pero los científicos creen que pueden aumentar su intensidad así como la duración de la luz optimizando la concentración y ritmo de liberación de los componentes. Fuente : El Colombiano

Según la Asamblea de ONU Medio Ambiente, que se está celebrando en Nairobi (Kenia) del 5 al 7 de diciembre. Resistencia a los antimicrobianos lidera la lista.

Sin lugar a dudas los retos que enfrenta el mundo son varios. Unos políticos, otros, económicos, algunos relativos a crisis sociales y, casi todos, atravesados por rasgos ambientales. Por esto, en un intento por definir cuáles son los principales riesgos que enfrenta el planeta, y con ellos la humanidad que lo habita, la Asamblea de ONU Medio Ambiente, que estará reunida hasta el 7 de diciembre, publicó el informe Frontiers 2017. Un documento que alerta sobre los seis principales desafíos que tiene el planeta. La resistencia a los antimicrobiana, alerta el informe, se lleva el primer lugar.

Resistencia a los antimicrobianos

“La resistencia a los antibióticos es un fenómeno serio y creciente que se ha convertido en una de las mayores preocupaciones de salud pública del siglo XXI”. Esta es la frase con la que el informe Frontiers 2017 busca alertar sobre uno de los mayores problemas de salud que enfrenta la humanidad y sobre la cual ya se había pronunciado la Organización Mundial de la Salud.La administración persistente y a menudo innecesaria de antibióticos en los últimos 70 años ha llevado a una creciente resistencia antimicrobiana, cuyas cepas han sido bautizadas como superbacterias.

Uno de las fuentes de este problema, según el documento, son las plantas de tratamiento de aguas residuales. La solución ambiental, por ende, podría estar relacionada con reducir y eliminar el uso de productos farmacéuticos antibióticos y la implementación de controles de infección sobre las vías de transmisión fecal-oral extendidas. “De esta forma, podremos reducir la velocidad a la que surgen nuevos mecanismos de resistencia. Sin embargo, más que nada, debemos comprender más sobre la evolución y transmisión de la resistencia en entornos naturales, para determinar las mejores políticas sobre el uso y la gestión de residuos”, afirma el informe.

Someter a las tormentas de arena y polvo

Respirar polvo y partículas de arena generar varios problemas de salud, como asma, bronquitis o irritación de la piel. Incluso se han reportado brotes de meningitis por esta razón. En ciudades donde la exposición a estas partículas es crónica, también se han regustrado muertes prematuras por enfermedades respiratorias, cardiovasculares y cáncer de pulmón. Esto sin contar otros problemas como daños a cosechas, infraestructura, ganados y desertificación. Ante esto el informe Frontiers 2017 propone sistemas de alerta temprana y reducción de riesgos a coro plazo, así como encontrar un camino más sostenible en el uso de tierra y agua a largo plazo.


Éxodo: humanos en el Antropoceno (o como el cambio climático está generando migraciones)

A finales de 2016 más de 65 millones de personas tuvieron que desplazarse forzosamente por causas naturales o conflictos: un número mayor que en cualquier momento desde el final de la Segunda Guerra Mundial. En el continente africano hay más países afectados por desplazados que cualquier otro continente o región y, en 2015, acogía a más de 15 millones de personas que tenían desplazados dentro de su propio país por varias razones, incluidas las relacionadas con el medio ambiente. En los últimos 70 años, al menos el 40% de los conflictos nacionales estaba relacionado con el control de tierra o agua. 

Todas razones suficientes para que las migraciones se posicionaran en la lista de ONU Medio Ambiente. “Si la experiencia de los refugiados de los eventos relacionados con el clima son una indicación, tendremos que hacer más que simplemente responder a las recurrentes crisis. Los próximos años serán fundamentales para el desarrollo de una base más efectiva, compasiva y basada en los derechos de enfoque al desplazamiento humano”, afirma el informe.

Áreas marinas protegidas: atravesando el corazón del desarrollo sostenible

Que el mar esté sobre explotado y se convierta en una de las prioridades de ONU Ambiente no es una sorpresa. La sobrepesca, la contaminación por plástico, el turismo, la pérdida de corales y el cambio climático lo han llevado a un punto de estrés nunca antes visto.

Las áreas marinas protegidas son una solución que puede acordarse comúnmente. En 15 años el área marina protegida ha aumentado 5.1% (18.5 millones km2). Sin embargo, en términos prácticos esto no es suficiente.

Acceso universal a la energía limpia

Los retos energéticos siguen siendo muchos. Alrededor de 1.100 millones de personas en el mundo carecen de acceso a energía, a lo que se suman otros 1.000 millones que disponen de redes de electricidad, pero de forma inestable. Las estimaciones apuntan a que no se podrá alcanzar el acceso universal en 2030, cuando 780 millones de personas seguirán sin este servicio básico. Una meta a la que se suma el obstáculo de lograr hacerlo con una matriz energética limpia.

Por esto el informe Frontiers 2017 insiste en la importancia de políticas que ayuden a catapultar los mercados de energías verdes. El informe, sin embargo, alerta también de la necesidad de pensar en una gestión sostenible de los residuos generados por los productos solares, destinados a incrementarse en las próximas décadas.

Nanopartículas

Las nanopartículas, junto a la inteligencia artificial y la biología sintética, podrían solucionar parte de los problemas de la industria. Están en industria alimentaria, cosmética, ropa y dispositivos electrónicos. Sin embargo, el informe señala: “La gente quiere saber más sobre ellos y lo que pueden hacer. Pero también quieren saber si los nanomateriales artificiales o naturales suponen una amenaza para nuestro mundo o presagio un futuro lleno de oportunidades y productos innovadores”.

Algunos materiales en su versión nano son objeto de estudio por un posible vínculo con inflamaciones pulmonares, la alteración de la función de determinados órganos o del sistema inmunitario. Fuente : El Espectador

La Unidad Técnica Ozono del Ministerio de Ambiente (UTO) fue reconocida con el Ozone Award 2017 en la celebración de los 30 años del Protocolo de Montreal.
La Unidad Técnica Ozono de Colombia, del Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible fue reconocida como una de las mejores unidades de trabajo en el mundo en la categoría de Liderazgo Político para la mitigación del agujero de la capa de ozono en el cierre de las celebraciones por el 30° aniversario del Protocolo de Montreal.

Los 'Ozone Awards' son entregados cada 10 años como reconocimiento a gobiernos, equipos, funcionarios y científicos que hayan adelantado una labor importante en la implementación del Protocolo de Montreal, diseñado en 1989 para proteger la capa de ozono a través de compromisos para la reducción de la producción y el consumo de las sustancias que son responsables del agotamiento de la misma.

Según un documento de la Unidad Técnica Ozono, además de jornadas de concientización ambiental realizadas con niños del país, el pilar de las acciones que llevan a cabo se llama “Plan Nacional de Eliminación”, que son las estrategias que diseña un país para cumplir con los calendarios de eliminación de las sustancias agotadoras de la capa de ozono (SAO), según el Protocolo de Montreal, y financiadas por el Fondo Multilateral del Protocolo de Montreal.

En Colombia, y de acuerdo con el cónsul colombiano Sergio Otálora, quien recibió el premio a nombre de Colombia, “estos avances han sido posibles gracias al apoyo del Fondo Multilateral, que a la fecha ha aprobado más de 94 proyectos presentados por la Unidad Técnica Ozono, por un valor de 36 millones de dólares, lo que ha fortalecido los mecanismos para reducir 1930 toneladas de SAO”.

Estos proyectos de mitigación comenzaron en 1994, un año después de que se creara la UTO, sancionados en la misma ley en la que se creó el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (Ley 99 de 1993). Los primeros proyectos fueron iniciativa del PNUD y de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI) a través de un proyecto que se llamó “Programa País”.

Según cuenta la UTO en su página, se avanzó en la obligación del congelamiento de consumo de clorofluorocarbonos (CFC) para 1999 y de halones para 2002. Los CFC son gases que contienen cloro, flúor y carbono que son usados como propelente de aerosoles, como aislante término o como agente en la industria de la refrigeración, y que por su acumulación en la atmósfera son reconocidos como causantes en la destrucción de la capa de ozono.

Los halones, por otro lado, eran el compuesto principal de los gases extintores de incendios, hoy retirados del mercado y reemplazados por el gas inergén.

Entre 2002 y 2007, en Colombia se redujo el consumo de Bromuro de Metilo, que es un plaguicida que se usa sobre todo en embarcaciones de mercancía perecedera, y Tricloroetano, un solvente y reactivo químico para laboratorios. Hacia 2004, en Colombia se usaba menos de una tonelada para laboratorios químicos y cerca de dos toneladas en una empresa que a la fecha lo usaba como agente de proceso.

Los proyectos que aprobó el Fondo Multilateral para Colombia estaban destinados a mitigar la producción de SAO en cuatro empresas que producían 226 toneladas al año en estos compuestos, dos empresas de espumas de poliestireno que producían 320 toneladas, y tres proyectos de refrigeración comercial que producían 52.4 toneladas de SAO al año. Según el Ministerio de Ambiente, la mayoría de estos compuestos han sido reemplazados por otros menos contaminantes en Colombia.

La meta que se trazó Colombia para cumplir con el cronograma del Protocolo de Montreal es que entre 2011 y 2015, se redujera el 10% del consumo de Hidroclorofluorocarbonos (HCFC), un compuesto presente en las neveras domésticas, aerosoles y aires acondicionados que se manufacturan y se usan en el país. Según Leidy María Suárez, la coordinadora nacional de la UTO, el premio llega “por haber cumplido con todos los cronogramas de eliminación de las sustancias agotadoras de la capa de ozono y además, por lograr, en la ejecución de los proyectos adelantados, una sinergia muy exitosa en el país con todas las metas de cambio climático y eficiencia energética”.

Entre otras políticas nacionales relacionadas con el cumplimiento del Protocolo de Montreal, se han insertado la de Residuos Peligrosos, la de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos, y el Programa de Uso Racional y Eficiente de Energía y la Estrategia Colombiana de Desarrollo Bajo en Carbono. Fuente : El Espectador.